En el año
2004 se publicó el informe del Inserm "Psicoterapia: Tres enfoques
evaluados”.
2004: O.
Canceil, J. Cottraux, B. Falissard, M.
Flament, J, Miermont, J. Swendsen. M, Teherani, J. M. Thurin, INSERM. “Psychothérapie: Trois approches évaluées”, Expertise
Collective INSERM. 553 p.
Que pueden
bajar de la página del INSERM (en francés):
O revisar en
PubMed (en inglés):
El informe
había sido realizado por el INSERM
(Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica), por un equipo
multidisciplinario que incluía psicoanalistas, y encargado por el HAS (Haute Authorithé de Santé, de
Francia, equivalente al Ministerio de
Salud Pública), a petición de asociaciones
de pacientes como la UNAFAM y la FNAPSY.
Difícilmente
se podría encontrar un documento más oficial
en toda Francia.
El informe
es básicamente un meta-análisis sobre tres terapias -psicodinámicas breves, terapias familiares y cognitivo-comportamentales
(TCC)- a prueba frente a 16 trastornos
diferentes. La conclusión fue que la psicodinámica breve mostraba una moderada
efectividad en un trastorno de la personalidad; las terapias familiares fueron
efectivas para 5 trastornos; y las TCC efectivas para 15 de los 16 –incluido el único
trastorno en que la psicodinámica había demostrado cierto efecto. La psicodinámica breve ciertamente no tiene mucho que ver con el Psicoanálisis lacaniano, pero aún así el estudio inquietó a los Psicoanalistas franceses.
La IPA, la
Iglesia del Psicoanálisis que en otra época había pactado con los nazis,
también concluía algo similar. Su desastroso informe sobre eficacia concluye:
“No hay ningún estudio que permita concluir
sin equívoco que el psicoanálisis sea eficaz con relación a un placebo activo o
cualquier otra forma de tratamiento.”
“La mayor parte de los estudios tienen
limitaciones importantes que podrían conducir a aquellos que critican a la
disciplina a no tener en cuenta sus resultados. Otros estudios tienen limitaciones
tan graves que incluso un evaluador que tuviera simpatía por el
psicoanálisis podría estar inclinado a
no tener en cuenta sus resultados”. (R. Fonagy y
cols., “An open door review of outcome studies in psicoanálisis”, 2002.)
Obviamente,
como buenos psicoanalistas, no se privan del raro privilegio de afirmar su
eficacia a despecho de la evidencia:
“En tanto que psicoanalistas, sabemos todos que el psicoanálisis funciona.
Nuestra propia experiencia del análisis es probablemente suficiente en la mayor
parte de los casos para persuadirnos de su eficacia”. (ídem).
Si quieren
aburrirse pueden ver el estudio completo aquí:
Sin embargo,
las críticas llovieron contra el INSERM, al que se acusaba de perpetrar una “estafa
científica” o de haber sido “manipulado por los comportamentalistas”,
de querer “destronar a la disciplina reina”,
de ser la “la máquina de guerra contra el Psicoanálisis”, o los “nuevos
bárbaros”, enemigos del pobre Psicoanálisis a la altura de Hitler.
(Hitler no era enemigo del Psicoanálisis, como ya vimos en otra nota).
Típica terapia cognitivo-conductual, llevada a cabo por malignos psicólogos vampiros. |
Aquí podemos
ver la amable comparación del INSERM con los nazis, y de los científicos con
los bárbaros, gracias a la pluma y a la improbable actividad mental de Henri P.
Keller, un psicoanalista:
Posteriormente
se pasó a las TCC, que son el mal encarnado para los psicoanalistas.
Roland Gori,
otro psicoanalista, declama a Le Monde:
“Las
TCC, son un montaje pauloviano (…)
Estamos ante la sumisión libremente
consentida. ¡Políticamente es peligroso!”.
Si se mira con atención, al fondo, se puede ver al Diablo creando las TCC... |
Jacques-Alain
Miller, yerno de Lacan y Papa de la Escuela de Orientación Lacaniana, el mismo
que realiza congresos contra las TCC –sin invitar a la otra parte-….
…y protesta contra las leyes de regulación de
las psicoterapias…
… escribía:
“Las terapias cognitivo-comportamentales son métodos crueles que pasan por la
exposición al sujeto del propio trauma, por ejemplo exponiendo a un paciente
fóbico a los insectos o a las cucarachas. La
primera vez, grita, la segunda un poco menos y, al cabo de cierto
tiempo, ¡se considera que está curado!
Es maquillaje: los efectos, si
existen, son transitorios o superficiales, cuando no se revelan nocivos.
En eso, la eficacia de las TCC se basa
únicamente en la autoridad del experimentador, que se presenta como un experto,
como un jefe de comando.”
Jean Cottraux, comandando el maligno Escuadrón de las TCC. |
Roudinesco, otra
psicoanalista, se alarma en Le Monde:
“Al querer medicalizar la existencia humana,
se cae en el ridículo, como ciertos comportamentalistas que pretenden curar
las fobias en tres semanas obligando a un paciente que teme a las arañas a poner su mano en una urna llena de
inofensivas tarántulas”.
Roudinesco,
además de inventarse arañas asesinas, en uno de sus innecesarios libros (Le Patient. le Therapeute et l’etat, 2004)
alerta: “(las TCC) …tienen más que ver con las
técnicas de dominación puestas en práctica por las dictaduras o las sectas que con terapias dignas de ese nombre.
(…) (Tratan a las personas)…como a ratas de laboratorio…”
Ciertamente
no estaríamos escribiendo sobre este informe –uno entre tantos- si no fuera
porque el 5 de Febrero de 2005 el lobby
psicoanalista francés (“Forum des Psys”), encabezado por Jacques Alain Miller,
luego de reunirse con el entonces Ministro de Salud Philippe Douste-Blazy, consiguió que se lo retirara de la página del
HAS. Douste-Blazy, mientras censuraba un informe científico que su mismo
ministerio había pedido, pronunció entonces estas hermosas palabras:
“El
sufrimiento psíquico no es evaluable.”
Y,
continuando con las equivocaciones:
“…que no se
oiría hablar más de él”.
Jacques
Alain Miller calificó esta censura arbitraria como digna de un “cuento de hadas”, mientras que Roudinesco la llamó “un
bello homenaje a Freud”.
A partir de
ese momento, el Informe de Inserm se haría famoso.
Jean Cottraux,
uno de los autores, comenta el hecho con gracia:
“Con mis colegas de escritura, acababa de realizar
el sueño de todo intelectual francés: escribir un libro censurado por un ministro de derecha.”
Jean Cottraux, ingresando sorpresivamente al Ministerio de Salud de Francia. |
Finalmente,
luego de un sinfín de protestas, quejas, querellas y absurdas notas
periodísticas que oscilaban entre clasificar a las TCC como una forma de
tortura y la censura como un acto loable, el Ministro renunció y el Informe del
INSERM volvió a su lugar, dejando una mancha más en la cochambrosa historia del
Psicoanálisis y su tradición de negar el debate.
Protestas:
Noticias:
Más
Noticias:
Puede ser pero la verdad las terapias conductuales no siempre han demostrado mejor eficacia que un placebo. Ambas son bastante malitas.
ResponderEliminarEl conjunto de terapias cognitivo conductuales usualmente pertenece al grupo recomendado por Instituciones de Salud a través del mundo. Si puede ser más preciso, acaso su comentario tenga algún valor.
ResponderEliminarQue sean las más recomendadas por instituciones de salud no hace que se basen mayormente en pruebas de alta calidad replicadas de manera independiente. De hecjo, comparado con Freud, esas terapias cargan con más casos de fraude, plagio, manipulación estadística y retractación de artículos. Usted podría ver en eso un buen signo auto corrector de la ciencia, pero lo veo al revés como la decadencia de esas terapias que no pasan en su mayoría de un mero placebo.
EliminarY esa fue su opinión. Sin ninguna fuente.
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