sábado, 31 de mayo de 2014

El Psicoanálisis y la Ciencia. Hipótesis Falsadas III. Represión, Abreacción y Catarsis.




A menudo se pretende salvar al Psicoanálisis aduciendo que trata temas olvidados por la ciencia o que la ciencia no puede explicar (los sueños, los lapsus, la represión, etc.). Esta lastimera objeción siempre acompañó a los religiosos, que pretenden refugiar a Dios en aquello que la ciencia aun no sabe con exactitud (el origen del universo o, en el pasado, la diversidad de las especies,  por ejemplo). 

Es inútil por dos razones:
A- Es una falacia conocida como ad ignorantiam, consistente en afirmar la verdad o falsedad de una proposición aduciendo la falta de pruebas en su contra.

B- La ciencia sí tiene hipótesis que explican buena parte de los “misterios” de la mente, y a menudo son contrarias a las del Psicoanálisis.

Veamos qué hay en esos rincones oscuros en donde antes reinaba el Psicoanálisis:

1- La Represión.



Según el “Diccionario de Psicoanálisis” de  Laplanche-Pontalis, “represión” significa:

“En sentido propio: operación por medio de la cual el sujeto Intenta rechazar o mantener en el inconsciente representaciones (pensamientos, imágenes, recuerdos) ligados a una pulsión. La represión se produce en aquellos casos en que la satisfacción de una pulsión (susceptible de procurar por sí misma placer) ofrecería el peligro de provocar displacer en virtud de otras exigencias”

Según Freud:

“La represión no es un mecanismo de defensa presente desde el origen; no puede  engendrarse antes que se haya establecido una separación nítida entre actividad consciente y actividad inconsciente del alma (sic), y su esencia (sic) consiste en rechazar algo de la conciencia y mantenerlo alejado de ella.” (Freud, La represión, 1915).

 “La doctrina de la represión es ahora el pilar fundamental sobre el que descansa el edificio del psicoanálisis, su pieza más esencial.” (Freud, Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico, 1914).

“…se trataba de cosas que el enfermo quería olvidar y por eso adrede las reprimió de su pensar consciente, las inhibió y sofocó.” (Freud, Estudios sobre la histeria, 1895).

Pues bien, tal teoría de la represión y el retorno de lo reprimido no ofrece evidencia alguna.
Holmes examinó 60 años de estudios con diferentes pespectivas, para concluir que:

El concepto de represión no ha sido avalado por investigaciones experimentales y su uso puede ser riesgoso para la correcta interpretación de la conducta clínica.”

Holmes, D. S., “The evidence for repression: An examination of sixty years of research”, en J. L. Singer, ed., Repression and dissociation: Implications for personality theory, psychopathology, and health, University of Chicago Press, Chicago, pp- 85-102 (1990)


En el 2008, Yacob Rofé llega a una conclusión similar en “Does Repression Exist? Memory, Pathogenic, Unconscious and Clinical Evidence” (2008).


De hecho, en los casos de hechos traumáticos, la represión en sentido freudiano es tan rara que Harrison Pope propuso un premio de 1000 dólares a quien pueda referir un caso, real o ficticio, anterior  al siglo XIX. No existen tales casos, por lo que la represión podría tratarse de un producto reciente de la cultura occidental.

Pope, H. G., Jr., Poliakoff, M. B., Parker, M. P., Boynes, M., Hudson, J. L. “Is dissociative amnesia a culture-bound syndrome? Finding from a survey of historical literature”, Psychological Medicine, 37, pp. 225-233 (2006).


El lado oscuro de la represión es el falso recuerdo, y el síndrome de falso recuerdo.
La memoria no es fiable, y tiende a distorsionar los hechos, cuando no a inventarlos. El resultado de estas invenciones es el falso recuerdo. Los recuerdos supuestamente recobrados serían invenciones del paciente guiadas por el terapeuta, sin ningún correlato en la realidad. Así, gracias a esta novedosa técnica, numerosos padres fueron acusados de abuso sexual satánico, entre otras cosas.



De hecho, está recomendado no utilizar terapia alguna de “recobramiento de recuerdos”, dada su falta de evidencia y su peligrosidad.



El Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido sanciona a quienes empleen esta terapia:


La gente normalmente se acuerda muy bien de los hechos traumáticos como violaciones, abusos, guerras o accidentes…

Loftus, E. F., Polonsky, S., & Fullilove, M. T., ”Memories of childhood sexual abuse: Remembering and repressing”,  Psychology of Women Quarterly, 18, 67–84 (1994).


O pueden crear recuerdos de hechos que nunca vivieron…

Loftus, E., “Creating false memories”. Scientific American, 277, 70–75 (1997).


Payne, D. G., Neuschatz, J. S., Lampinen, J., & Lynn, S. J., “Compelling memory illusions: The qualitative characteristics of false memories”, en   Current Directions in Psychological Science, 6, 56–60 (1997).


En algunos estudios bastaron no más que tres entrevistas para que un porcentaje oscilante entre el 15 y el 25 % de los participantes fueran inducidos a crear falsos recuerdos.

Loftus, E., “Memory for a past that never was”, en  Current Directions in Psychological Science, 6, 60–65 (1997).


En muchos casos el hecho recordado no existió o, de existir, fue simplemente olvidado, y no reprimido. En los casos de abuso el recuerdo puede retardarse, puesto que en la infancia es interpretado confusamente (recordemos que la sexualidad infantil no existe).

McNally, K,  “Remembering trauma”, Harvard University Press, Cambridge (2003).


Las mujeres que reportan haber recuperado un recuerdo de abuso sexual infantil son más propensas a presentar sesgos de la memoria, a diferencia de mujeres que no “recuperaron” el recuerdo, sino que convivieron con él.

Clancy, S. A., Schacter, D. L., McNally,  R. J., & Pitman, R. K., “False recognition in women reporting recovered memories of sexual abuse”, en Psychological Science, 11, 26–31 (2000).


Al igual que la Amnesia de Hollywood, el supuesto trauma reprimido debe más a la cultura popular y a relatos informales que a estudios controlados. Es común recordar con desagradable facilidad las catástrofes en las que uno participó, ya sean accidentes, violaciones, o el Holocausto Nazi.

Loftus, E. “The reality of repressed memories”, en American Psychologist, 48, pp. 518-537 (1993).


Shobe, K. K., Kihlstrom, J. F., “Is traumatic memory special?”, en Current Directions in Psychological Science, 6, pp 70-74 (1997).


Porter, S., Birt, A., “Is traumatic memory special? A comparison of traumatic memory characteristic with memory for other emotional life experiences” (2001).


2- La curación requiere el reconocimiento de las causas de los síntomas.



De nuevo, leamos el Diccionario de Laplanche-Pontalis, que define así la “Abreacción”:

“Descarga emocional, por medio de la cual un Individuo se libera del afecto ligado al recuerdo de un acontecimiento traumático, lo que evita que éste se convierta en patógeno o siga siéndolo. La abreacción puede ser provocada en el curso de la psicoterapia, especialmente bajo hipnosis, dando lugar a una catarsis; pero también puede producirse de forma espontánea, separada del trauma Inicial por un intervalo más o menos prolongado.”

 Y Freud nos cuenta que:

«Las representaciones que se han vuelto patógenas conservan su actividad por el hecho de no hallarse sometidas al desgaste normal por la abreacción, y por la imposibilidad de su reproducción en los estados asociativos libres.” (Estudios (sic) sobre la histeria, 1895)

Lo que no explica que en un estudio sobre 42 pacientes en terapia analítica, la mitad mejoró sin saber nada de sus enigmáticos “conflictos medulares”, en tanto su mejoría se debía más al apoyo (lo no específico de la terapia) que al conocimiento supuesto de sí mismos.

Bachrach, H., Galatzer-Levy, R., Skolnikoff, A., Waldron, S., “On the efficacy of psychoanalysis”, Journal of the American Psychoanalytic Association, 39, pp- 871-916 (1991).


No hay evidencia de que los conflictos de la edad adulta deriven de problemas infantiles…

Paris, J.,  “Myths of childhood”, Brunner/Mazel, New York 2000).

Y en “Freud scientifically reappraised:Testing the theories and the therapy” (1996), Fisher y Greenberg concluyen que “no hay ningún estu­dio que haya podido establecer una correlación, ni siquiera débil, entre la perturbación de las relaciones edípicas y una sintomatología neuróti­ca en un momento posterior de la existencia.”


Aparentemente, conocer nuestra historia emocional no es condición necesaria ni suficiente para librarnos de las aflicciones mentales, y de hecho, las psicoterapias no orientadas a la pesquisa del pasado personal –real o inventado- ofrecen a menudo mejores resultados.

Bloom, P. B., “Is insight necessary for successful treatment?”, en  American Journal of Clinical Hypnosys, 36, pp. 172-174 (1994).


Weisz, J. R., Donenberg, G. R., Han, S. S., Weiss, B., “Bridging the gap between laboratory and clinic in child and adolescent psychotherapy”, en Journal of Consulting and Clinical Psychology, 63, pp. 542-549 (1995).


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