El pequeño Hans, el perverso polimorfo
(Herbert Graf).
Terapeutas: Sigmund Freud y Max Graf (padre del paciente).
Aflicción: Equinofobia.
Terapia empleada: Psicoanálisis por correspondencia (o Telepsicoanálisis).
Resultado: Agravamiento, fabulación, eventual cura por otros motivos.
El caso es considerado el
inicio del psicoanálisis de niños, -aunque Freud no atendió a un solo niño en
su vida- y se refiere en varios textos:
El esclarecimiento sexual del niño (1907), aquí nombrado Herbert,
antes de su fobia.
Sobre las teorías sexuales infantiles (1908).
Análisis de la fobia de un niño de 5 años (1909).
Inhibición síntoma y angustia (1926).
Moisés y el monoteísmo (1939).
Según Melanie Klein, por
ejemplo:
“Este análisis ponía la primera piedra de un edificio, el del
futuro análisis de niños, (...) probaba
la existencia y la evolución del complejo de Edipo en los niños, (...) es el fundamento de todos los demás
análisis”.
Veamos que hay en este famoso
caso, citado por todos los psicoanalistas posteriores.
Llamado Herbert Graf, el
Pequeño Hans cayó en manos del Psicoanálisis alrededor de 1908; cuando tenía unos 4 años, por una aparente fobia a
los caballos. Pero Hans tenía asimismo otros problemas peores: sus padres
decidieron educarlo según principios freudianos.
Su padre, Max Graf, era miembro
del círculo de Freud desde 1900. Desde que Hans tenía tres años anotaba todo lo
que decía, y enviaba esas observaciones –que misteriosamente confirmaban la
teoría- a Freud.
En 1908, a los 4 años de edad,
empieza a tener fobia a los caballos –algo que el mismo niño atribuye al hecho
de ver cómo caía un caballo, historia confirmada por la madre.
Hans:- “Cuando se cayó el caballo del ómnibus tuve miedo, de verdad.
Fue en ese momento cuando cogí la tontería (fobia).”
Pero si las cosas fueran así de
sencillas los analistas no tendrían trabajo, de modo que Freud supuso que los
caballos eran un “símbolo”, y que el verdadero motivo de la fobia de este niño
de 4 años era... sexual.
Comenzó así uno de los más
célebres análisis por correspondencia de la historia del Psicoanálisis (sólo
comparable en falta de rigor al análisis de libros del caso Schreber o Leonardo
Da Vinci). El tratamiento consistía en sesiones de preguntas y respuestas llenas
de manipulación y refuerzos, que llevaban al Pequeño Hans a decir lo que su
padre quería oír, o simplemente a fabular hechos absurdos y contradictorios. El
niño había entendido la situación y alguna vez expresó, feliz:
Hans- “Vamos a escribir alguna
cosa para el Profesor (Freud).”
De antemano, el resultado que
la terapia debía dar era éste, según palabras de Freud:
“Me entendí con el padre para que le dijese al niño que toda esta
historia de caballos era una tontería y nada más. La verdad, era que Hans
amaba enormemente a su madre, y que
quería que lo llevase con ella a su propia cama.”
La tarea no era complicada, pues se trataba de manipular y
hostigar a un niño de 4 años hasta hallar las preciadas confirmaciones de la
teoría freudiana. A este respecto, Freud mismo explica, sin pudor:
“En el transcurso del análisis
se le han de decir a Hans muchas cosas
que él mismo no sabe decir, le han
de ser presentadas unas ideas acerca de las cuales nada ha revelado todavía
ante él su presencia, y su atención
debe ser conducida en la dirección de la cual su padre está a la espera de que
surja alguna cosa. Esto debilita la fuerza de convicción del análisis; pero
en todo análisis se actúa de la misma
forma.”(Análisis de la fobia de un niño de cinco años, 1909).
Los fragmentos del caso son
reveladores sobre el “método” psicoanalítico, su forma de obtener
confirmaciones a la fuerza, o de inventarlas a partir de hechos contrarios a la
teoría. Veamos algunos detalles.
Insistiendo con caballos, el
pequeño Hans dijo haber oído que los caballos mordían. El padre, freudiano
imperturbable, replicó:
Max Graf:- “Me parece, ¿sabes?,
que no es en un caballo en lo que estás pensando, sino en una cosita de hacer pipí, que no se puede tocar con la mano.”
Hans: - “Pero sin embargo una cosita de hacer pipí no muerde.”
Max Graf:- “De todos modos quizá sí que lo haga.” (?)
Luego de interrogatorios como
este el niño aceptó que su miedo a los caballos era por tocarse “la cosita de
hacer pipí”, lo que sirvió para que Freud estableciera de una vez y para
siempre que las fobias se vinculaban forzosamente a la masturbación.
Cuando visitan el zoológico,
Hans teme a todos los animales grandes. Su padre le explica:
Max Graf:- “Los animales
grandes tienen una cosita de hacer pipí muy grande, y en realidad de lo que tienes miedo es de las cositas de hacer
pipí que son grandes.”
Cuando su padre lo reprende por
tratar de colarse en un jardín cerrado con cuerdas, Freud opina, seguro:
“El vislumbra que está prohibido ponerse en posesión de la madre; ha chocado con la barrera del
incesto. “
Si Hans sueña con una jirafa, y
el padre interpreta el sueño:
Max Graf: -“La gran jirafa soy yo o, más bien, el pene grande (el cuello largo); la
jirafa arrugada, mí mujer o, más bien,
su miembro; he ahí, por tanto, el resultado del esclarecimiento.”
No hay que decir que daba lo
mismo si el niño soñaba con tortugas, camellos, o asteroides: ya sabemos cómo
terminan las interpretaciones freudianas.
El niño es llevado a consulta,
y es la segunda vez que Freud lo ve. Aprovecha para explicarle sus teorías, que
el niño no cree. Aparentemente, Hans temía a los caballos que llevan algo negro
en la boca (anteojeras), pero Freud saca esta explicación de su galera:
“… le pregunté (dice Freud) si
con lo negro alrededor de la «boca» quería significar el bigote, y le revelé que tenía miedo a su padre
justamente por querer él tanto a su madre. El no podía menos que creer, le
dije, que el padre le tenía rabia,
pero eso no era cierto: el padre le tenía cariño, y podía confesarle todo sin
miedo. Que hacía mucho tiempo, antes que él viniera al mundo, yo sabía ya que llegaría un pequeño Hans
que querría mucho a su madre, y por eso se vería obligado a tener miedo del
padre; y yo le había contado esto a su padre. “
Para que se vea cómo de extraña
era la situación en ese momento el padre interrumpe a Freud para increpar a su
hijo de cuatro años:
Max Graf: - “¿Por qué crees tú que te tengo rabia?
¿Acaso te he insultado o te he pegado alguna vez?”
De regreso a casa, sorprendido
por la omnisciencia de Freud, el niño pregunta:
Hans: -“¿Acaso habla el profesor (Freud) con el buen Dios, pues puede
saberlo todo desde antes?”
El niño había acertado: uno de
los principales problemas de Freud era que lo “sabía todo desde antes”; luego, sólo restaba buscar o inventarse
los datos que le den la razón. Veamos un ejemplo: Freud había decidido de
antemano que todo estaba vinculado al Complejo de Edipo, y que Hans quería
matar a su padre para acostarse con su madre. Así lidia con los datos
contradictorios:
•Hans: - “¿Por qué me has dicho
que yo quiero a mamá y que es por eso que tengo miedo, cuando yo te quiero a ti?”
Freud explica esta frase así:
“Da a entender que en él luchan el amor al padre con la hostilidad hacia él a consecuencia de su papel de competidor ante la madre, y le reprocha que no le haya llamado la atención sobre este juego de fuerzas que necesariamente llevaba a la angustia.”
De hecho, Hans no era hostil con su padre y le profesaba un profundo cariño
–más incluso que a su madre. Como era de esperarse, Freud explica esto como
“formación reactiva”: Hans odiaba al padre, y ese odio reprimido se manifestaba
como cariño. En Psicoanálisis todos los caminos conducen a Roma.
Así, ambos psicoanalistas
interpretaron el caballo como un símbolo de la muerte del padre y su
consiguiente vinculación edípica, en un principio. Aunque ya desatada la manía
interpretativa, Freud propuso que el
caballo podía representar al propio Hans, aunque el padre sospechaba que
el caballo significaba la defecación: Hans en realidad tenía miedo a la
defecación. El caballo de Hans sufrió nuevas metamorfosis: listamos aquí sus
sucesivos significados:
El caballo simbolizaba: el padre, el pene, la madre, Hans, la
castración, la defecación, etc.
Finalmente Freud decidió que el
niño no temía a los caballos, sino a que su madre diese a luz a otro niño…
A medida que el tratamiento por
carta seguía, el miedo de Hans a los
caballos se incrementaba, lo que ciertamente parece nimio considerando el
servicio de comprobación constante que estaba prestando a las ocurrencias
psicoanalíticas.
A través del relato del caso descubrimos que el Pequeño Hans, de 4 años:
Estaba angustiado por la
represión sexual.
Se interesaba por los animales
porque estos muestran sus genitales.
Saltaba y se movía por todas
partes porque “ese placer de moverse
implica el impulso del coito” (Freud, Análisis de una fobia en un niño de
cinco años).
“El caballo fue siempre para el
niño el modelo del placer de movimiento («Soy un potrillo», dice Hans en tanto
da brincos, pero como este placer de movimiento incluye el impulso al coito, la neurosis lo limita, y el caballo es
entronizado como imagen sensorial del terror.”
Y quería ser mayor por
cuestiones sexuales.
Hans –este pequeño perverso- es
también voyeur, homosexual (por
haber abrazado a su primo), onanista,
exhibicionista, sádico, polígamo (?),
además de querer tener sexo con
la madre y matar al padre.
Tantas confirmaciones juntas
hacen exclamar a Freud, con incierta perplejidad:
“…la imagen de la vida sexual del niño que se desprende de la
observación del pequeño Hans se corresponde estrechamente con el cuadro que di
en mi teoría sexual.”
¡Qué coincidencia!
Abraham, después de leer el
caso, se regocija:
“Es verdaderamente una gran satisfacción la de encontrar de una manera tan clara y
distinta en el niño lo que fue deducido a partir de análisis de adultos.
Este sentimiento se expresa en cada línea.”
Casi como si lo hubiesen
inventado.
Consignamos algunas
incoherencias mencionadas por Van Rillaer, a quien seguimos en el análisis de
este caso –y en muchas otras cosas:
1- El niño debe su fobia a la
represión, aún cuando fue educado libremente, según los principios del
psicoanálisis. Freud mismo lo asegura:
“Hans no fue intimidado, no
está embarazado con ningún sentimiento de culpabilidad, y expresa por
consiguiente de manera ingenua lo que piensa.” (Tres ensayos sobre sexualidad
1907).
Y Luego:
“¡Nuestro pequeño Hans parece
realmente un dechado de todas las perversidades!” (Análisis de la fobia de un
niño de 5 años, 1909).
2- Aunque Hans demostrara
cariño al padre y temor a los caballos, Freud se pregunta, contrariado:
“¿Por qué el pavor que experimenta ante el «símbolo»
(caballo) le lleva a buscar la seguridad junto
al objeto «verdaderamente» amenazador (el padre, según Freud)?”
3- De todas las
interpretaciones del significado del caballo (recordemos, el caballo fue un
pene, el padre, Hans, su madre, la defecación y la castración), ¿cuál era la
representación patógena? No lo sabemos. Por fortuna, en Inhibición, síntoma y
angustia (1926), Freud explica cómo el caballo se convierte en símbolo del
padre:
“Tal desplazamiento es
posibilitado o facilitado por la circunstancia de que a esa tierna edad todavía
están prontas a reanimarse las huellas
innatas del pensamiento totemista.”
Es decir, o Hans era un
aborigen, o los recuerdos se transmiten genéticamente, como el color de ojos.
También en ese texto nos
explica porqué temía Hans ser mordido, omitiendo la anécdota de que el niño
había oído sobre esto:
“…su angustia de que el caballo
lo muerda puede completarse, sin forzar
las cosas: que el caballo le
arranque de un mordisco los genitales, lo castre.”
Da algo de risueña piedad leer
“puede completarse sin forzar las cosas”…
El resultado final del caso es
este, según Freud:
“Su fobia le imponía muchas
restricciones en libertad de movimientos, y tal era su propósito... después de
todo, la fobia de Hans por los caballos era un obstáculo para que él saliera a
la calle, y podía servir como un medio de permitirle permanecer en casa con su amada madre. De esta manera, pues, su afecto
por su madre logró triunfalmente su objetivo.”
Como si la enfermedad mental
tuviera necesariamente un propósito.
A modo de conclusión,
reproducimos la opinión de Eysenck al respecto:
“Reproduce una ausencia
completa de actitud científica en Freud, una ingenua fe en la interpretación de
una naturaleza altamente especulativa, un desinterés y una falta de respeto por
los hechos observables, una incapacidad para tener un cuenta teorías
alternativas, y una creencia mesiánica en su propia infalibilidad, junto con un
desprecio hacia sus críticas.”
Epílogo:
El Pequeño Hans creció y se
convirtió en Director de Orquesta, y eventual defensor del Psicoanálisis.
En una entrevista de 1972
confesaba no recordar nada del hecho ni darle ninguna importancia.
“No recordé nada de esto hasta años más tarde, cuando me encontré de
casualidad con un artículo en el estudio de mi padre y reconocí algunos de los
nombres y lugares que Freud había conservado sin modificación”.
Fuentes:
Jacques Van Rillaer, Las
ilusiones del Psicoanálisis (1980).
Hans Eysenck, Grandeza y decadencia
del Imperio Freudiano (1985).
Freud, Sigmund, El
esclarecimiento sexual del niño (1907).
Sobre las teorías
sexuales infantiles (1908).
Análisis de la fobia de un niño
de 5 años (1909).
Inhibición síntoma
y angustia (1926).
Moisés y el
monoteísmo (1939).
Francisco Rizzo, Memorias de un
hombre invisible -Entrevista con Herbert Graf - (1972).
Lo curioso es que para quererlo dejar como un fraude el análisis esta muy bien hecho. pero quisiera dejar una pregunta al autor-o autores- que pasaría si se tratara de Uds? Cómo se sentirían si muchos de sus sentimientos fueran removidos, de esa parte que llamamos Inconsciente??!! Y es que,muchos o gran parte de nuestros problemas (y en algunos casos de traumas),tienen una base edípica; y en ocasiones hasta de las primeras fases en evolución.
ResponderEliminarPara muchos quizá un chantaje...Pero para otros, ha sido un motivo de superación. Y eso que en PSA no se habla de cura, pero ya ven...
1- ",muchos o gran parte de nuestros problemas (y en algunos casos de traumas),tienen una base edípica"
EliminarNo, no tienen, como tampoco se deben al pecado original.
2- "Para muchos quizá un chantaje...Pero para otros, ha sido un motivo de superación."
Y es irrelevante. Para muchos, Jesús es fuente de superación, lo que no implica que Jesús sea efectivo o exista.
Estimado Omar Jaramillo C ¿Cuánto cobras por sesión de consulta o terapia kármica?
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