El hombre de los lobos (Mascota Oficial del Psicoanálisis).
Paciente: Serguei Constantinovitch Pankejeff.
Terapeuta: Leonid
Drosnes, Sigmund Freud, Ruth
Mack Brunswick, Kurt Eissler, Wilhelm Solms-Rodelheim,
etc.
Aflicción: Depresión.
Terapia empleada: Psicoanálisis eterno (60 años de terapia).
Resultado: Agravamiento, dependencia, decenas de años perdidos.
Resumen: El hombre de los lobos, Serguei Pankejeff, pasó por varios analistas, durante unos 60 años, sin
curarse nunca, mientras todos afirmaban lo contrario.
Seguei Pankejeff era un millonario
ruso, cuyo padre y hermana se habían suicidado. Había sido
tratado por síntomas maniaco-depresivos por el psiquiatra Kraeppelin antes de
iniciar su “carrera” como paciente analítico,
que comienza en 1909, con Drosnes; continúa con Freud entre 1910 y 1914,
y luego en 1926-27; para seguir con Ruth
Mack Brunswick en 1927 y 1938; para terminar con Kurt Eissler
y Wilhelm Solms-Rodelheim –entre otros- desde 1956
hasta su muerte. Presumiblemente, todos
lo curaron una y otra vez.
El Hombre de los Lobos es otro
de los “Grandes Casos del Psicoanálisis”,
cuyo informe, “De la historia de una neurosis infantil” (1918) merece hasta hoy
comentarios, exégesis y alabanzas por parte de los psicoanalistas.
Ernest Jones refiere, maravillado, que…
“Esta
observación es sin lugar a dudas la mejor de la serie.
Freud estaba entonces en plena forma, y era dueño por entero
de su técnica”.
Strachey es igualmente cómplice, y nos dice que el caso es:
“…el más documentado y sin ninguna duda el más importante de todos los casos históricos
de Freud”.
Muriel Gardiner, quien publicara las “Memorias del Hombre de los Lobos”
(1971), confirma, exultante:
“El hombre de los Lobos está convencido de que sin el Psicoanálisis él habría sido condenado a una vida miserable”.
Para Freud, el caso fue otro incomparable éxito:
“Sólo cuando en
la cura analítica consiguió soltar ese encadenamiento a la homosexualidad pudo
mejorar el estado de cosas, y fue harto
asombroso vivenciar cómo -sin indicación directa del médico- cada fragmento
liberado de la libido homosexual buscaba emplearse en la vida y adherirse a los
grandes asuntos comunes de la humanidad.” (“De la historia de una
neurosis infantil”, 1918 –siempre se citará este texto, a continuación).
Y aunque lo había curado completamente, el paciente
volvió años después y… ¡Freud lo curó completamente de nuevo!
“…desde ese momento, el paciente, a quien la guerra
privó de su patria, de su fortuna y de todos sus vínculos familiares, se sintió normal y tuvo un comportamiento
intachable. Acaso justamente su miseria, por la satisfacción de su
sentimiento de culpa, contribuyó a
afianzar su restablecimiento”.
Como vimos anteriormente, la
historia es cruel con el Psicoanálisis, y este caso no es la excepción.
“Los lectores pueden
tener al menos el convencimiento de que sólo
informo lo que se me ofreció como vivencia independiente, no influida por mi
expectativa”.
Así comienza Freud su relato del caso, aunque desde
el inicio advirtió al paciente –y a sus lectores- que el tratamiento estaría limitado forzosa y arbitrariamente
a 4 años, expectativa que no
entendemos cómo puede no haber influido.
Más adelante en el texto se hallan numerosas frases que comprometen esta
promesa inicial de objetividad:
“El conocimiento de su desarrollo sexual anterior
al sueño nos posibilita llenar las
lagunas de este y esclarecer la mudanza de la satisfacción en angustia”.
“He aquí lo único que yo quiero decir: escenas como
las de mi paciente, de una época tan temprana y de semejante contenido, que
luego reclaman una significatividad (sic)
tan extraordinaria para la historia del caso, no son por lo general reproducidas
como recuerdos, sino que es preciso
colegirlas -construirlas- paso a paso y laboriosamente a partir de una suma de
indicaciones”
“El paciente aceptó
este acto final construido por mí y pareció corroborarlo mediante una «formación
de síntoma pasajera»”.
“… hizo necesario
un prolongadísimo trabajo de preparación y educación que dificultó la
visión panorámica.”
“Sus lagunas fueron llenadas por el análisis de una
manera que merece el título de intachable…”
Aparentemente, la terapia no fue fácil:
“Toda vez que ante las dificultades de la cura se refugiaba en la trasferencia, amenazaba con devorar y luego con toda clase de otros maltratos posibles… “
“Toda vez que ante las dificultades de la cura se refugiaba en la trasferencia, amenazaba con devorar y luego con toda clase de otros maltratos posibles… “
El relato es particularmente desastroso y como es
habitual en Freud no faltan las contradicciones –el paciente se asustaba cuando
azotaban caballos o… azotaba caballos)- e incluso estas contradicciones llegan
a afectar la terapia:
“También en el tratamiento analítico se comportaba
de igual modo, desarrollando una «reacción
negativa» pasajera; tras cada
solución terminante, intentaba por
breve lapso negar su efecto mediante un empeoramiento del síntoma solucionado.”
Es singular que el trauma solucionado empeore, pero aparentemente ese es uno de los magníficos resultados del Psicoanálisis.
Es singular que el trauma solucionado empeore, pero aparentemente ese es uno de los magníficos resultados del Psicoanálisis.
Inexplicablemente, y entre varias minucias que
recuerdan el parloteo casual de las ancianas, Freud nos relata esta historia:
“Otra vez que iban en coche se le voló el sombrero (a la niñera), para gran satisfacción de los
hermanitos. Esto apuntaba al complejo de
castración…”
El grado de arbitrariedad aumenta con el correr de
de las páginas. Por ejemplo, sobre las fantasías, Freud no duda en extender las
ocurrencias de su paciente a todos los hombres, y a todas las épocas:
“…esas
fantasías correspondían exactamente a
la formación de sagas mediante las cuales una nación después grande y orgullosa
procura esconder sus insignificantes e infortunados comienzos…”
“…en la prehistoria
de la humanidad era sin duda el padre quien ejecutaba la castración como
castigo, atemperándola más tarde en circuncisión (?).”
O estas explicaciones:
“Mediante la exhibición de su conducta díscola
quería obligar al padre a aplicarle correctivos y pegarle, recibiendo así de él la anhelada satisfacción sexual masoquista.”
Pero el núcleo del relato es sin lugar a dudas el
sueño de los lobos, que da nombre al paciente:
"De repente, la ventana se abre sola y veo con
gran terror que sobre el nogal grande frente a la ventana están sentados unos cuantos lobos blancos. Eran seis o
siete. Los lobos eran totalmente blancos
y parecían más bien como unos zorros o
perros ovejeros, pues tenían grandes
rabos como zorros y sus orejas tiesas como de perros al acecho. Presa de
gran angustia, evidentemente de ser devorado por los lobos, rompo a gritar y despierto”.
Cuadro pintado por Serguei, en el que se muestran 5 perros. |
Freud señalará todo el tiempo que son lobos, y se
entretiene largamente explicando el simbolismo de los lobos, los cuentos
infantiles como “El lobo y los 7 cabritos”, o “Caperucita roja”, etc. El paciente, años más tarde, referiría que se
trataban de perros de trineo, raza husky.
Pero a Freud le convenían los lobos. Nos dice que
los lobos tienen un gran rabo porque simbolizan la castración (lo ideal sería
que no tuvieran rabo, pero Freud a esto lo llama “sobrecompensación”, y da el resultado que él quiere).
Por cierto, los lobos significan, sucesiva o
simultáneamente: lobos, la castración, el padre, el padre y la madre, perros
ovejeros, árboles blancos, ropa interior blanca, sábanas blancas, la muerte, e incluso la hora del suceso: son 5 lobos (en
el dibujo), por lo tanto la escena primordial ocurrió a las 5... (Otro dato que
avala este descubrimiento es que el paciente vio una mariposa, que al abrir las
alas formaba la letra V, es decir, 5, según la numeración romana –aunque
también podían ser piernas abiertas, y las protuberancias de las alas serían
genitales (?).
Anaxágoras decía que todo estaba en todo, y que el
pan contenía una pequeña cantidad de oro, así como el oro contenía una pequeña
cantidad de pan. Freud es una especie de Anaxágoras psíquico, que halla todas
las cosas en un lobo, un caballo, o una rata.
Veamos la fácil explicación de por qué el padre se
transforma en lobo:
“… cuando ese padre, más tarde severo, solía jugar
con su hijito y mimarlo, bien pudo
pronunciar más de una vez la amenaza en broma: "Te como".
Y, más adelante:
“…y el sueño culminó en que le sobrevino angustia
de ser devorado por el lobo (probablemente
el padre)…”
Ciertamente, la explicación global del sueño es que
éste representaba una escena vista –o fantaseada- por el paciente al año y medio de edad, que consistía
en sus padres teniendo sexo, como perros (doggystyle,
en el léxico del porno).
Como Freud necesita que los Lobos –que eran perros-
se muevan, para darle credibilidad a su interpretación, nos regala este sofisma
llamado la “inversión”:
“Entonces, en
lugar de inmovilidad (los lobos estaban ahí sentados sin moverse, lo
miraban, pero no se meneaban) querría
decir: violentísimo movimiento.”
E implica la incontestable homosexualidad incestuosa
del paciente:
“… es el reflejo del progreso del pensamiento en el
curso de la formación del sueño: añoranza
de satisfacción sexual por el padre-intelección de que ella está
condicionada a la castración-angustia ante el padre. Opino que sólo ahora ha quedado esclarecido en todas
sus partes el sueño de angustia de este niño de cuatro años.”
“Su
expresión, «ser comido por el lobo», no era más que una trasposición
regresiva, como luego veremos del deseo
de ser poseído sexualmente por el padre, vale decir, de ser satisfecho del mismo modo que la madre.”
Meme de la foca homofóbica. |
La homosexualidad parece ser el diagnóstico preferido
de Freud. Se lo adjudica a Schreber (paciente que nunca vio), al Pequeño Hans
(al que vio dos veces), al Hombre de Las Ratas, a sus enemigos, como Fliess o
Jung, e incluso a sí mismo, para explicar su amistad con Fliess (aunque él,
obviamente, habría “sublimado” sus
tendencias).
En sucesivas páginas Freud nos habla de los
excrementos, empleando la voz infantil “caca”,
todo el tiempo. Como es sabido, los excrementos son para los analistas
equivalentes a los niños, al dinero, y a los penes, aunque ciertamente muestran
predilección sólo por los dos últimos ítems. Freud nos habla de cómo curó la constipación
del paciente, no sin antes brindarnos una de las más imaginativas explicaciones
que pueden existir para este fenómeno:
“Entonces las perturbaciones en la función de esa zona habían cobrado el significado de unas mociones de ternura femenina, y lo conservaron también durante la enfermedad posterior.”
“Entonces las perturbaciones en la función de esa zona habían cobrado el significado de unas mociones de ternura femenina, y lo conservaron también durante la enfermedad posterior.”
Otro hecho relevante es que hubiera orinado mientras una criada, de
nombre Grusha, fregaba el piso en
cuatro patas. Freud supone que acaso fue amenazado con la castración, algo que
el paciente confirmaría, veamos cómo:
«Confirmó la
relación entre la escena de Gruscha y la amenaza de castración por medio de un
sueño particularmente significativo, cuya traducción él mismo pudo comprender:
•Dijo:
-"He soñado que un hombre le arrancaba las alas a una Espe".
»—¿"Espe",
hube de preguntarle, qué entiende usted por esto?
»—"Bueno,
ese insecto con rayas rojas en el cuerpo y que puede picar. Debe
ser una alusión a Gruscha, la pera rayada de amarillo."
»—"Quiere
usted decir una Wespe", pude corregirle.
»—"¿Se
dice Wespe? Creía verdaderamente que se decía Espe." (Se servía, como tantos
otros, del hecho de que era extranjero
para disimular actos sintomáticos).
Pero Espe, soy yo, S.P. (eran las iniciales de su nombre)."
»La Espe
es naturalmente una Wespe mutilada. El sueño dice claramente que se
vengaba sobre Gruscha de su amenaza de castración».
Grusha, en
ruso, significaba “pera”, y los errores que un ruso cometa hablando alemán, son
significativos. Los lectores que estudien idiomas pueden tratar de convencer a
sus profesores de esto, ante cada examen reprobado (vale también para otras
materias).
Corresponde que advierta que los posteriores
párrafos pueden herir la sensibilidad del lector, aún si el lector fuera un
coprófago consumado o un entusiasta necrofílico.
Freud
comienza explicándonos que la “caca es
el primer regalo” que dan los niños a sus allegados; nos advierte que el “grumus
merdae”, la rara costumbre de defecar en el lugar del crimen que tienen
algunos asaltantes, es una “burla y un
resarcimiento”, etc. De este significado de “regalo”, viene que la “caca”
sea también un niño, y el dinero.
Luego nos
dice que la dura “columna de heces”
es, por supuesto, un pene, que procura satisfacción sexual al constipado
paciente. Como el paciente necesitara lavativas, Freud lo elucida todo así:
“…se ha identificado con la madre; el hombre (asistente) hace el papel del padre, la enema repite el acto de la cópula, como fruto de la cual nace el hijo-caca nuevamente.”
Y esto, que es incalificable:
“Él desea regresar al seno materno, pero no simplemente
para renacer, sino para ser alcanzado
ahí por el padre en el coito, para recibir de él la satisfacción, para parirle
un hijo”.
Lo pondré en lenguaje directo: Freud nos dice que un niño de 3 a 5 años desea regresar al útero para que su padre, al penetrar vaginalmente a su madre, lo penetre analmente. Había advertido que la imagen era desagradable.
Lo pondré en lenguaje directo: Freud nos dice que un niño de 3 a 5 años desea regresar al útero para que su padre, al penetrar vaginalmente a su madre, lo penetre analmente. Había advertido que la imagen era desagradable.
A serbian film, la comedia favorita de los psicoanalistas. |
Como es costumbre, Freud se toma un párrafo para
extender el hecho a toda la humanidad:
“Creo que desde este ejemplo se echa luz sobre el sentido y el origen de las fantasías de regreso
al seno materno y de renacimiento. La primera surge a menudo, como en
nuestro caso, de la ligazón con el padre. Uno
desea estar en el vientre de la madre para sustituirla en el coito, para
ocupar su lugar frente al padre.”
La opinión del Hombre de los Lobos.
A pesar del psicoanálisis y sus numerosas curaciones, Serguei Pankejeff vivió unos 80 años, siempre depresivo e inútil. Fue buscado concienzudamente por Karin Obholzer, quien lo entrevistó poco antes de su muerte. Vivía en Viena, y era mantenido por una pensión otorgada por Kurt Eissler, fundador y director de los Archivos Freud.
A pesar del psicoanálisis y sus numerosas curaciones, Serguei Pankejeff vivió unos 80 años, siempre depresivo e inútil. Fue buscado concienzudamente por Karin Obholzer, quien lo entrevistó poco antes de su muerte. Vivía en Viena, y era mantenido por una pensión otorgada por Kurt Eissler, fundador y director de los Archivos Freud.
Aunque los analistas que
revoloteaban alrededor –de quienes dependía económicamente, en tanto se convirtió en una suerte de Mascota Oficial del Psicoanálisis- trataron de evitar
el encuentro, Serguei accedió a la entrevista con Obholzer bajo la condición de
que no se la publicara sino después de su muerte.
Así comienzan las charlas:
“Usted sabe, me siento tan mal, he tenido tan terribles
depresiones últimamente... Usted pensará probablemente que el psicoanálisis no me hizo ningún bien”.
Por si quedaban dudas, se quejaba amargamente del Psicoanálisis:
“En realidad, toda esta historia parece una
catástrofe. Estoy en el mismo estado
que cuando fui a ver a Freud la primera vez, y Freud ya no está”
Y de sus cultores:
“Los psicoanalistas son un problema,
no hay ninguna duda en eso.”
En 1977 ingresó
al Asilo de Viena, donde moriría un año
después.
Fuentes:
Freud, Sigmund: Historia de una
neurosis infantil, 1918.
Obholzer, Karin: Conversaciones
con el Hombre de los Lobos, 1982.
Borch-Jacobsen, Mikkel y Shamdasani, Sonu: The
Freud files: an inquiry
into the history of psychoanalysis, 2012.
Sulloway, Frank: Reassessing Freud's Case Histories, 1986.
Van Rillaer, Jacques: Las
ilusiones del Psicoanálisis, 1980.
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