Paciente: Ernst von Fleischl-Marxow
Médico: Sigmund Freud.
Aflicción: Morfinomanía.
Terapia empleada: Cocaina…
Resultado: Multitoxicomanía.
Resumen del Caso: Mientras el paciente se hacía adicto a dos drogas
gracias a su terapia, Freud inventaba resultados milagrosos que publicaba y
defendía de manera deshonesta e irresponsable.
Entre los muchos mitos del
Psicoanálisis está el de la Honestidad
de Freud. Aunque parezca difícil de creer, la honestidad de Freud es casi
parte de la teoría del Psicoanálisis, en tanto la confirmación de las hipótesis
dependía de la clínica, una instancia en la que no había testigos. Por lo
tanto, la única “prueba” de las afirmaciones de Freud era su incontestable
honestidad.
Como siempre, esta honestidad es
un invento de Freud, quien escribe con notable descaro:
“Además, quizá sea consecuencia
de mí práctica del psicoanálisis que apenas
pueda mentir ya.” (Psicopatología de
la vida cotidiana, 1901).
El argumento es así: “Freud
nunca miente, porque es honesto, y la prueba de la honestidad de Freud… es que
nunca mentía…” No señalaremos las semejanzas con el argumento circular de Dios
y La Biblia que repiten candorosamente los evangelistas.
Sin embargo, Freud era sumamente
deshonesto y mentiroso, algo que no ignoran los psicoanalistas más o menos
informados.
Roudinesco, en el “Diccionario
de Psicoanálisis” escrito en colaboración con Michel Plon, informa:
“Soñando con lograr celebridad y dejar de ser pobre para poder casarse, creyó descubrir las virtudes de la cocaína, y la administró a su amigo Ernst von Fleischl-Marxow, afectado de una enfermedad incurable. No advirtió la dependencia inducida por la droga, e ignoró su acción anestésica, que iba a ser descubierta por Carl KolIer”.
La “enfermedad incurable” era
en realidad un dolor crónico derivado de una amputación del pulgar.
La historia también la relata
Ernest Jones en su “Vida y Obra de Sigmund Freud”, con algunos retoques (todas
las citas a partir de este punto corresponden a la “Vida y Obra de Sigmund
Freud”, de Ernest Jones):
“Decidió, al mismo tiempo,
ofrecer la droga a su amigo Ernst von Fleischl-Marxow (1846-1891)…”
El tratamiento comenzaría en
Mayo de 1884.
Freud nos comenta los enormes
progresos de su paciente, que habría dejado la morfina, y estaba en vías de
recuperación. Sin embargo, esto era falso: Ernst von Fleischl-Marxow había
desarrollado una multitoxicomanía que luego lo llevaría a la muerte.
“Fue en ocasión de un informe
que había leído en la Detroit Medical (sic) Gazette, acerca del uso de la droga
para ese fin. Fleischl se abrazó a la
nueva droga <<Como un hombre
que se está ahogando>> y a los pocos días la estaba tomando en forma
continuada”.
La Detroit Therapeutic Gazzette era, en gran medida, un órgano de
propaganda de la compañía Parke-Davis, cuyo producto estrella era la cocaína.
Eran tiempos inocentes, en que a nadie le parecía sospechoso que el editor de
esa publicación, fuera también uno de los dueños de la compañía, George S.
Davis.
Freud se entusiasmó tanto con
la droga que empezó a tomarla él mismo –y estuvo 12 años tomándola- y la
recomendó a amigos, pacientes y familiares.
“Envió cierta cantidad de droga a Marta, <<para
hacerla fuerte y dar color rojo a sus mejillas>>, la ofrecía insistentemente a sus amigos y colegas, tanto para ellos
como para sus pacientes, y se la dio a
sus hermanas”.
“Describió un caso visto por él
(el de Fleischl), en el que había empleado la cocaína en el proceso
de hacer desaparecer una adicción a la
morfina”.
“( Von Fleischl-Marxow) Tomaba grandes dosis de morfina, con las consecuencias
habituales. Freud pudo ver por primera vez esta situación durante una corta
visita que le hizo en octubre de 1883”.
“En esa época Fleischl tomaba dosis enormes de cocaína; Freud
observó que había gastado en esto nada menos que 1.800 marcos en los tres meses
últimos, lo que significaba un gramo
entero por día…”
Sin embargo, de este período
datan dos textos de Freud, “Über Coca” (“Sobre la coca”, de
Julio de 1884) y “Coca” (de Diciembre de 1884), en los que Freud relata los
hechos de una forma mucho más imaginativa:
“ Durante los primeros días de la cura consumió 3 decigramos de cloruro
de cocaína diariamente, y al cabo de
diez días pudo abandonar totalmente las tomas de coca.
Así, pues, el tratamiento de la adicción a la morfina mediante la coca no supone simplemente
cambiar un tipo de adicción por otro: el adicto a la morfina no se convierte en
un coquero.” (Über Coca, 1884)
Poco tiempo después de publicar
este artículo, Freud le escribe a su prometida que Fleischl sigue tomando coca
regularmente, lo que no le impide publicar lo siguiente:
“El profesor Fleischl de Viena ha confirmado que el cloruro de cocaína
es valiosísimo, utilizado mediante inyecciones
subcutáneas, para tratar el morfinismo
(de 0.05 a 0.15 gramos disueltos en agua). Se
utiliza la técnica de reducir gradualmente las dosis de morfina e ir elevando
paralelamente las de cocaína. Si se quiere producir una abstinencia brusca
de morfina es necesario aumentar la
dosis de cocaína hasta llegar a inyecciones de 0.1 gramos. Gracias a ella
es posible prescindir totalmente de los asilos para alcohólicos; se puede conseguir
una curación radical en diez días inyectando
0.1 gramos de cocaína tres veces al día.” (Coca, 1884).
Como vemos, el Dr. Fleischl había pasado de paciente a colaborador. Lo
cierto es que en 1884, Freud escribe a Martha Bernays que el consumo de cocaína
de Fleischl llega a “un gramo por día”
(carta a Martha Bernays, 26 de Junio de 1885).
De hecho, el paciente empezaba
a tener alucinaciones típicas de la cocainomanía, como la formicación, sensación de tener insectos reptando bajo la piel.
“En la primavera de 1885, Freud
dio una conferencia en la que expuso el panorama general de la cuestión. Lo que
el uso de la cocaína demostraba, en
algunos casos, era la posibilidad de remover químicamente cierto agente
perturbador, de carácter desconocido, que actúa por vía central. Admitía que en algunos casos de adicción a la morfina
no era útil, mientras que en otros era de gran valor.”
¿En cuáles? Pues había visto un
solo caso, y este fue un fracaso total.
“No había visto casos de adicción a la cocaína. (Esto
era antes de que Fleischl sufriera la intoxicación cocaínica.) Podía decir, pues,
que en algunos casos: «yo aconsejaría
sin vacilación la administración de cocaína por vía subcutánea de 0,03 a
0,05 gramos por dosis, sin temor alguno a la acumulación de la droga.»
Las fechas no coinciden.
Albrecht Erlenmeyer, un experto de la época en cuanto a toxicomanías, publicó
una dura crítica, afirmando que la cocaína no sólo no curaba la morfina, sino
que además provocaba adicción, y acusó a Freud de haber traído el tercer “azote de la humanidad” (además del
alcohol y la morfina).
“En un artículo que se publicó
el 9 de julio de 1887 en la Wiener Medizinische
Wocshenschrift, Freud ofreció una réplica -más bien tardía- a todas las
criticas”.
Su defensa se basaba en:
“… el hecho de que no se había
sabido (hasta ese momento) de ningún
caso de adicción a la cocaína que no fuera en morfinómanos. Freud sugería,
a este respecto, que sólo estos últimos podían ser víctimas de una adicción a
la cocaína”.
Pero, ¿no había publicado antes
lo contrario?
“Ningún hábito de esta índole se adquiría, como era creencia tan
generalizada, como resultado directo de
absorber una droga nociva, sino que se
debía a cierta peculiaridad del paciente”.
Divierte encontrar esta
constante del pensamiento freudiano: si el tratamiento no resulta, es culpa de
los pacientes, sus resistencias, su mala fe, etc.
“El segundo aspecto de su
defensa era más equívoco. El factor variable al que habría que atribuir los
diferentes efectos de la cocaína en diferentes personas sería, para él, la
labilidad de los vasos cerebrales: allí donde la presión de los mismos se
mantiene estable, la cocaína no tendría efecto alguno; en algunos otros casos
produce una hiperhemia favorable, y en otros, por fin, un efecto tóxico. Como
no era posible determinar esto con la antelación debida, era imperativo abstenerse de dar inyecciones subcutáneas de
cocaína en todos los casos de enfermedad interna o nerviosa”.
Es exactamente lo que
recomendaba en 1884, inyecciones
subcutáneas de cocaína…
“Por vía bucal la cocaína era innocua, mientras que, administrada por vía subcutánea, resultaba
algunas veces peligrosa. Nuevamente invocaba
el caso Fleischl (sin citarlo) como
el primer caso de morfinomanía curado por la cocaína”.
Esto lo decía Freud en 1887,
mientras Fliechl era adicto a dos drogas, y alucinaba con insectos.
“En las alusiones a sus
trabajos anteriores que hace en su artículo
de defensa en 1887, en el que señala la
inyección subcutánea como causa del peligro que implica el uso de la cocaína,
Freud hace caso omiso del trabajo de
1885 en que recomendaba calurosamente
las malhadadas inyecciones. Este artículo
es excluido también en 1897, cuando confecciona la lista de sus trabajos para
aspirar al título de Profesor”.
De hecho el artículo se perderá
y no será incluido en las obras completas en vida de Freud.
Ernst von Fleischl-Marxow moriría
4 años después, el 22 de Octubre, en Viena.
El caso es tan conocido que
hasta se menciona en la entrada de Wikipedia:
En la “Vida y Obra de Sigmund
Freud”, de Ernest Jones (Tomo I)
O en el caso descripto por
Mikkel Borch-Jakobsen.
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