El Hombre de las Ratas, o el Hombre Cartel,
Ernst Lanzer.
Paciente: Ernst Lanzer.
Terapeuta: Sigmund Freud.
Aflicción: Trastorno Obsesivo Compulsivo.
Terapia empleada: Psicoanálisis.
Resultado: éxito parcial, según los padres del paciente; aunque
aparentemente Lanzer abandonó la terapia.
Resumen del caso: Freud desfigura todo lo posible el historial
clínico para que se acomode a sus teorías. Inventa nombres, circunstancias, personas,
etc.
En una carta a Jung, del 19 de
Abril de 1908, Freud comunicaba que “no
tenía un solo caso terminado que pueda ser visto como un todo”. Una semana después presentaría el caso
que analizamos en el primer Congreso
Internacional de Psicoanálisis (Salzburg, 1908). Con claros fines de
propaganda, el caso fue presentado como un éxito
terapéutico, aún cuando el paciente había sido tratado durante 11 meses,
con una frecuencia decreciente, hasta que abandonó la terapia.
Sin embargo, según Freud se
llegó a…
“…la restauración completa de la personalidad del paciente, y a la supresión de sus inhibiciones”.
Aunque en una carta a Jung, (Octubre
de 1909) decía algo diferente:
“Afronta la existencia con valor e inteligencia. El punto en el que sigue enganchado (padre y transferencia) se mostró de forma distinta.”
El Hombre de las Ratas, que se llamaba en realidad Ernst Lanzer, fue a
ver a Freud por primera vez en octubre de 1907. Lanzer tenía ideas obsesivas
sobre desgracias que pudieran ocurrirle a su padre –difunto- o a su novia, si él
no llevaba a cabo ciertos actos. Estas desgracias se vinculaban a una historia
oída en el Regimiento sobre torturas chinas que consistían en hacer introducir
ratas en el recto de los condenados.
Freud supone, en el relato del caso, que la palabra Ratas (Ratten) se vinculaba a una anécdota de juego de su padre (un Spielratten: jugador), al dinero (Raten: cuotas), al casamiento (Heiraten), a la sífilis, a los gusanos, a los penes, a los niños, y a sí mismo, puesto que recordaba un episodio de su infancia en que había sido castigado por morder (como una rata).
La rata de Lanzer significaba
unas 8 cosas diferentes, y suponemos que si el tratamiento se hubiese
extendido más tiempo, probablemente todo el universo de significados habría de
subsumirse en el espacioso roedor.
En definitiva, y como era de esperarse, Freud resuelve que Lanzer tenía la fantasía de tener relaciones
anales con su padre y su novia, y eso había desencadenado sus síntomas.
Peter Gay, en su biografía, dice que el caso:
“…sirvió para apuntalar las teorías de Freud, particularmente aquellas que postulaban que la neurosis está
enraizada en la infancia...”
Y nunca falta el elogio servil de Jones:
“estos ensayos superan en mucho,
tanto por su presentación
como por su contenido original, todo lo que otros analistas intentaron escribir”.
El caso está relatado en “A
propósito de un caso de neurosis obsesiva” (1909).
Como es habitual, la manipulación siempre está presente:
“Al preguntarle yo qué lo movió a situar en el primer plano las noticias sobre su vida sexual, responde que es aquello que él sabe sobre mis doctrinas”.
“…le doy un juicio aprobatorio sobre él, cosa que le produce visible
contento.”
Así como las contradicciones:
“…era supersticioso y al mismo
tiempo no lo era…”
Las estupideces:
“También dice tener el don de sueños proféticos, de los cuales cuenta el
primero.”
Apuntes: “De
niño ha padecido mucho de gusanos; probablemente
tenía el hábito de meterse el dedo en el ano y fue un gran chancho como su
hermano…”
Las interpretaciones arbitrarias y sexuales:
Apuntes: “La dama se encuentra en algún aprieto. El toma sus dos espadas japonesas y la libera. Con
las dos en el puño se precipita allí donde conjetura que está ella. Sabe que las dos significan matrimonio y coito”.
Apuntes: “Sospecho que fue
llevado a la sexualidad por sus hermanas, quizá no de manera autónoma, sino seducido”.
Apuntes: “Los detalles contados apenas
dejan dudas de que este hombre (un oficial) ha atacado sexualmente a la niña (la novia del paciente), y halló solicitación en algo dentro de la
niña misma (?), de lo cual ella no tenía noticia: el amor trasferido de su propio padre, que le faltaba desde hacía
seis años”.
La homosexualidad:
Apuntes: “Con Braun ha tenido relaciones
homosexuales cuando él tenía 14 años, se
han contemplado recíprocamente el pene (?)”.
Meme de la foca psicoanalista. |
Además de estos refuerzos positivos y la reeducación previa, Freud todo
el tiempo propone sus propias interpretaciones, e incluso presta libros al
paciente.
Veamos como analiza Freud, letra por letra, una palabra inventada por su
paciente:
Apuntes: “…dice «GIejisamen»:
gl = glückliche {feliz}, o sea, «colma de dicha a L (Lanzer)»; también: «a todos»
e= (olvidado)
j = jetzt und immer {ahora y siempre}
i= (su presencia aquí es insegura)
s= (olvidado)
Ahora es claro que esta
palabra ha nacido de:
GISELA -S –AMEN
…y que él une su semen (Samen)
con el cuerpo de la amada; o sea, dicho vulgarmente, se masturba con su representación.”
Es sabido que Freud destruía sus anotaciones luego de publicar los casos
(también destruía periódicamente sus cartas y documentos personales). Sin
embargo, los apuntes que Freud tomaba cada noche sobre el caso de Lanzer
sobrevivieron a Freud, y pueden compararse con el texto final que dio a conocer
a sus lectores. A partir de estas anotaciones halladas en el último domicilio
de Freud, en Londres, y publicadas en 1955 por James Strachey (Apuntes
originales sobre un caso de neurosis obsesiva) se puede tener una idea de lo laboriosas que eran las construcciones psicoanalíticas, y
de lo poco que los pacientes colaboraban en ellas. Veamos algunas desviaciones
entre los apuntes y el caso publicado:
“…me atreví a formular una
construcción: de niño, a la edad de 6 años, él ha cometido algún
desaguisado sexual entramado con el onanismo, y recibió del padre una sensible
reprimenda. Este castigo habría puesto fin al onanismo, sí, pero por otra parte
dejó como secuela una inquina
inextinguible contra el padre y fijó
para todos los tiempos su papel como perturbador del goce sexual.”
“Una renovada averiguación [del paciente] ante la madre trajo, aparte de
la confirmación de ese relato, la noticia de que él tenía entonces entre 3 y 4
años y mereció el castigo por haber mordido a alguien”.
“Pero enseguida se estableció la conexión con aquella escena infantil en
que él mismo había mordido…”
Además de que en los apuntes esta “construcción”
de Freud fue comunicada un mes antes, en los apuntes no figura ninguna referencia a las mordidas, que
Freud saca de la galera para sustentar su vínculo con las ratas, el leitmotiv
del caso:
Apuntes: “Pero cuando era muy pequeño (de 3 años) debe de haber hecho algo
por lo cual el padre le pegó, y el hombrecito fue presa de una ira terrible y
ha insultado al padre. Pero como no conocía insultos, le ha dado todos los
nombres de objetos que se le ocurrieron: «¡Eh, tú, lámpara, pañuelo, plato!»,
etc.”
Según refiere Freud, el paciente tenía “una necesidad compulsiva” de
masturbarse, “poco tiempo después de la
muerte de su padre”, con el objeto de sugerir una comprobación a su idea de
que el padre reprimía su sexualidad.
Sin embargo, el paciente
comenzó a masturbarse alrededor de los 21 años, dos años después de que muriera
su padre, y nunca hablo de “compulsiones”:
Apuntes: “…empezó [a masturbarse] alrededor
de los veinte años – después de la muerte de su padre, como le pedí que me confirmara, porque había oído
hablar de ello…”
Otra desviación considerable es la ovariectomía de la novia de Lanzer:
“La dama a quien admiró durante tantos años, a pesar de lo cual no se podía
decidir a casarse (heiraten)
con ella, estaba condenada a no tener hijos a
consecuencia de una operación ginecológica, la extirpación de ambos ovarios;
y aun era esto para él, que amaba extraordinariamente a los niños, la principal
razón de sus vacilaciones.”
En realidad, se habría tratado de una ovariectomía lateral, que ciertamente
no perjudicaba la fertilidad de la muchacha.
Las distorsiones se consignarán en la segunda parte de la nota. Mencionamos
algunas más:
Freud supone que el padre de Lanzer se había casado por dinero, dejando
a su verdadero amor, una muchacha pobre, y que el paciente aceptó esta
interpretación. Lanzer en realidad siempre la rechazó, según figura en los
apuntes, además de rechazar la presunta hostilidad hacia su padre.
Tampoco existiría una supuesta muchacha
de la oficina de correos, que Freud inventa para hacer un paralelismo entre
padre e hijo, y suponer en ambos el conflicto entre el amor y el dinero:
Apuntes: “…durante la siesta,
había racionalizado, por así decirlo, en
sueños, una rocambolesca fantasía
de reembolso consistente en ir a
correos con dos tenientes donde uno de ellos le daría la suma debida al otro pasando por el intermediario de la “señorita de correos”.
Aunque sin lugar a dudas la más fantástica es la que llamaremos:
El extraño caso de Dick-Richard-Conried, el tío-primo inglés-americano
del paciente.
El historial publicado reza:
“Empezó a levantarse de la mesa antes de los postres, a correr por la calle (…) subir luego los montes a paso de carga, hasta que debía detenerse bañado en sudor (...) La solución de este actuar obsesivo sin sentido sólo se le ofreció a nuestro paciente cuando se le ocurrió, de pronto, que por aquel tiempo también la dama amada se hallaba en ese lugar de veraneo, pero en compañía de un primo inglés que se ocupaba mucho de ella y de quien él estaba muy celoso. El primo se llamaba Richard y, como es de uso universal en Inglaterra, lo llamaban Dick (en alemán, «gordo»). Ahora bien, lo quería matar a este Dick, estaba mucho más celoso y furioso contra él de lo que podía confesarse, y por eso se impuso como autocastigo la pena de aquella cura de adelgazamiento.”
Por ejemplo, la nota correspondiente al episodio anterior es la
siguiente:
“28 de dic. Continuación. Compulsión en Unterach. Le
pasa de repente por la cabeza que tenía que adelgazar. Comenzó a levantarse de
la mesa —claro está, no tomaba postre— y a correr al sol, hasta
que el sudor corría a raudales; entonces se detenía, y se volvía a
poner a correr en cortas distancias; trepaba incluso en
el monte corriendo de esa forma. Al borde de un
precipicio abrupto tuvo la idea de arrojarse. Naturalmente, de
haberlo hecho hubiese encontrado la muerte ahí. Sobre eso, un recuerdo
de su vida militar. Cuando estaba haciendo su servicio como voluntario,
no le resultaba fácil trepar por los montes, etc.”
Siguen varias consideraciones sobre la vida militar, pero nada sobre la inestable figura del tío-primo Richard-Conried, que debió esperar un mes para aparecer, y cuyo brillante valor asociativo correspondía a Freud, no al paciente:
Siguen varias consideraciones sobre la vida militar, pero nada sobre la inestable figura del tío-primo Richard-Conried, que debió esperar un mes para aparecer, y cuyo brillante valor asociativo correspondía a Freud, no al paciente:
“20
de enero. (…) Una explicación fortuita: sus carreras para evitar
a cualquier precio volverse gordo están en relación con el nombre del primo de América, Dick (Richard)
—palabra puente—. Odio contra este último. Pero
esto lo encontré yo y él no sabe apreciarlo”.
Como vemos, el paciente no halló
la solución por sí mismo, que ni siquiera
figura entre las notas -y que el paciente
rechaza- sino que además, según Borch-Jakobsen, se pudo averiguar que ese primo inglés llamado Richard era en realidad un tío americano llamado Conried.
Como Observa Van Rillaer, Freud supone tácitamente que el síntoma está
vinculado a la lengua del paciente: si Ernst Lanzer hubiese sido español, por
ejemplo, su odio a un primo llamado Richard nunca podría relacionarse con
“adelgazar” (a menos que el primo se apellidara “Gordon”). Aunque, si el primo
se llamaba “Delgado”, podemos conjeturar freudianamente que el paciente habría
tratado de engordar.
A medida que nos acercamos al final de las notas, las sesiones decrecen
y la hostilidad del paciente aumenta. Bajo el eufemismo “transferencias hostiles” abundan los insultos del paciente, así como
también fantasías denigrantes que involucran a la esposa, a las hijas,
e incluso a la madre de Freud. Seleccionamos algunas citas, extraídas de las
notas del caso:
“El odio contra mí es,
entonces, un caso especial del odio a los cuñados…”
“Se le forma una gran irritación contra mí, la cual se
exterioriza en insultos que sólo con
gran dificultad expone. Me reprocha ser
un hurgador de nariz…”
“…insultos contra mi mujer y mi
hija. Una transferencia dice directamente que la Señora de F. puede lamerle el culo (sic)…”
“Mi esposa y mi madre han
estirado un arenque que… “(prefiero decir que el arenque une a las dos
mujeres, de algún modo).
“Algunas transferencias hostiles
contra mi”.
“Su hostilidad es mucho más
nítida, como si tuviera mala
conciencia respecto de mi.”
Las anotaciones finalizan el 20 de Enero, en una nota a pie
de página, Freud sólo nos dice:
“El paciente se
recobró y la vida le exigió abordar múltiples tareas, ya demasiado
pospuestas, que no eran compatibles con
la continuación de la cura”.
Fuentes:
Freud: A
propósito de un caso de neurosis obsesiva, 1909
Freud: Apuntes a un caso de neurosis obsesiva, 1955
Borch-Jacobsen, Mikkel y Shamdasani, Sonu: The
Freud files: an inquiry
into the history of psychoanalysis, 2012.
Sulloway,
Frank: Reassessing Freud's Case
Histories, 1986.
Van Rillaer, Jacques: Las
ilusiones del Psicoanálisis, 1980.
KHE
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